viernes, 7 de mayo de 2010

2010: ¿La esperanza está en los proles?

Miro a mi alrededor y me asusto, me siento diferente. También siento lástima por los demás, por todos aquellos que no pueden escoger, supeditados irremediablemente a la voluntad del "mainstream".

Miro a mi alrededor y me siento el protagonista de una película de George A. Romero, rodeado por una manada de zombies vacíos, ávidos de consumir material putrefacto, como si de un perfecto sucedáneo se tratara. Pero no son más que sordos en un mundo lleno de silencio.

Miro a mi alrededor, y sólo veo un paisaje desolador. La pestilente infección se extiende de forma imparable, arrasando con cualquier otra forma de vida que se intente revelar ante la mayoría. Afortunadamente, basta con que existan esclavos para que surgan los libertadores, aquellos que intentarán liberarlos del yugo de los "mass media". Pero mucho me temo que, en los tiempos que corren, no es más que luchar por una causa perdida.

No existe la cultura. Es mejor así. La gente no debe preocuparse por nimiedades. Trabaja, sal de fiesta, drógate, apoltrónate unas horas ante la TV, y tu vida estará resuelta. Pero no pienses por tí mismo. Y consume, sobre todo consume. Ellos te lo pondrán fácil. Aprieta un botón, sintoniza una frecuencia, y el resto es cosa suya.

No te salgas del camino marcado. Para tí, un prole cualquiera, no existe nada más allá de lo que puedas escuchar, de lo que esté a tu alcance. Se asegurarán de que lo entiendas. Incluso si no te agrada, ellos se encargarán de remediarlo. La letra con sangre entra.

No te resistas. Relaja tu mente, y préstate a ser zarandeado y manejado cual sucia marioneta de circo barato, al ritmo del 4/4.

No desarrolles tu propio criterio, no merece la pena. La capacidad crítica está tremendamente sobrevalorada. ¿Para qué es necesaria? ¿Acaso no dicen que la ignorancia da la felicidad? Atiende a otras necesidades, ellos se ocupan de tus Dos Minutos de Ocio diarios. Todo sea por el bien de un pobre engendro moribundo llamado "la Industria Discográfica".

No pierdas el tiempo rebuscando e indagando fuera de las fronteras marcadas, puede ser peligroso. Podrías tropezar con monstruos terribles, perversas creaciones bizarras del demonio gobernadas por la más pérfida de las górgonas, llamada "Música", la de verdad. Y lo peor de todo, podrías encontrarle el sentido a tu vida, tu razón de ser. Por ello, nunca te aventures, es un riesgo innecesario. Es inútil. Ellos te controlan. Están en todas partes: los coches, los bares, tu casa... No puedes escapar. Ya les perteneces. Y aunque no lo sepas, les estás alimentado. Da igual que la enfermedad haya sido lenta, pero mortal.

Te proporcionan melodías pegadizas, rancias y simplonas, para que en tus momentos de ociosidad y aburrimiento, cuando la amenaza de la reflexión y el pensamiento se cierne sobre tí, se active el "chip-op" en tu cerebro, e irremediablemente comiences el tarareo. La finalidad es no dejar a tu mente desarrollar su actividad, ni un instante. Te distraen para que no puedas ver más allá.

Pero lo más triste de todo es el final que nos tienen deparado: el Silencio. El Silencio Absoluto. Progresivo, avanza lentamente, agazapado en lo más profundo de tu ser, pero un día llega. Todo comienza con un ligero silbido, la lejana llamada de un minúsculo duende ceruminoso. Pero, poco a poco se va erigiendo en el martilleante golpear del herrero en su yunque hasta que, de repente, el mundo se vuelve silencioso. Ese día, habrá llegado el final. Desaparecerás súbitamente, y no se volverá a conocer de tí. La historia te habrá absorbido sin dejar ni el más mínimo rastro. Y nadie te recordará. Lo peor de esto es que, seas prole o no, ninguno podemos escapar a ello, es nuestro sino. Lo marcaron con fuego en nuestro interior cuando nacimos, por el simple hecho de hacerlo en este lugar.

Por eso te escribo, para que sepas que todavía hay esperanza. Porque te escribo desde un paraíso donde no es necesario caer en el Silencio, a no ser que tú así lo decidas. Aquí eres libre. Y tampoco hay límites, ningún camino ya trazado. Experimentarás nuevas sensaciones sonoras que no habrás ni imaginado, y entonces descubrirás por tí mismo que la "Música", la de verdad, no es una terrible górgona, sino la más bella de las dríades.

Todavía hay algo de esperanza donde tú habitas, al menos para unos pocos. Allí donde el influjo de las ondas masivas no llega, se han constituido grupos de resistencia con diversas denominaciones. No te engañaré, su lucha no es contra la Emisora. Ni siquiera contra la Engendradora, ya que el gusano ha terminado comiéndose a sí mismo. La batalla es por la propia supervivencia, puesto que, aún muerto el gusano, sus huevos ya fueron depositados, asegurando su longevidad.

No es una existencia fácil. Más de una vez te verás tentado a arrojar la toalla, y rendirte a los brazos de la multitud. No sueñes con un día en el que cantidades ingentes de proles disfruten como tú. Ese día no llegará jamás. Tu radio de acción se limitará a antros clandestinos, cuidadosamente escogidos. Aunque deberás buscarlos con atención, es fácil confundirlos con los comúnmente denominados "Pubs" (o "Púfs", como les llaman los proles). Pero recuerda, como ya te he comentado, incluso en estos pequeños reductos de cultura tu final será el mismo, el Silencio.

Por ello, la única vía de escape, la única forma de evitar lo inevitable, es huir de donde te encuentras.

La esperanza no está en los proles, ellos están condenados.

LA ESPERANZA ESTÁ EN EL EXTERIOR, EN LOS LUGARES SABIOS.